El plagiarismo y el humor son cosas muy serias
En Escrito a lápiz destacamos la obra de la figura del no-escritor, es decir, de aquel que no escribe sino que interviene. Aquel que crea desde la reescritura, la tergiversación, el plagio y el reciclaje como técnicas recurrentes.
Compartimos el manifiesto plagiarista que el “movimiento plagiarista” http://movimientoplagiarista.blogspot.com.es/2009/10/manifiesto-plagiarista.html ha declarado.
Desde el humor y la escualidez de la edición pop up:
Manifiesto Plagiarista
Hoy, día de afelio, paradójicamente el día de mayor alejamiento entre el Sol y la Tierra, nace el movimiento plagiarista en la sobremesa de El Greco. Borges es el Padre, Bolaño es el Hijo, y César Vidal es el Espíritu Santo. Más allá de eso, padrastros ni en los dedos.
1 El plagiarismo y el humor son cosas muy serias.
2 Una obra plagiarista es como un juego de niños. Antes de empezar el juego, un primer niño pregunta cómo se juega. Durante el juego, un segundo niño invierte las normas. El juego termina cuando un tercer niño empieza a llorar.
3 El movimiento plagiarista hunde sus raíces en la obra de autores como Homero, Cervantes y Joyce, quienes son, sin ellos saberlo, autores plagiaristas; de hecho, en una carta escrita por el irlandés dirigida a su fiel amigo de la infancia, John O’Connor, podemos leer: <<(…) sí, lo admito, pues, mi obra se [el siguiente párrafo es ininteligible] poder tachar sin escrúpulos de un monumental ejercicio plagiario. El plagiarismo se extiende por el tiempo y en la historia. Hubo muchos de entre los [la palabra siguiente es ininteligible] del XVI que lo practicaron. Otros, ya entonces, lo denostaban.>> En el siglo XXI hay escritores plagiaristas en Birmania y en Guayaquil, en Tlön y en Tordesillas. El plagiarismo no tiene fronteras ni lenguas. Es una tradición oculta y universal.
4 La escritura plagiarista se asemeja al principio de incertidumbre enunciado por Werner Karl Heinsenberg. El plagiarista lee, y si le queda tiempo escribe sobre lo que ha leído. Vuelve a leer lo leído y a escribir lo escrito y es incapaz de distinguir cuál de las sombras que le rodean le pertenece (al igual que valores como la posición y velocidad de los átomos cambiaban al ser observados a través del microscopio del físico alemán haciendo imposible medirlos con exactitud). Así, los plagiaristas conocemos la naturaleza de nuestra literatura, pero esta naturaleza varía durante el acto de la escritura, y se vuelve incognoscible.
5 El plagiarismo es una brecha en mitad del territorio por el que deben transitar todos los escritores del siglo XXI. ¿Y cuál es ese territorio? El mismo de siempre, pero distinto, que es una forma de decir que no lo sabemos.
6 Un plagiarista en ninguna ocasión olvida el célebre dictum: En literatura no hay nada escrito; es decir, que todo está escrito; es decir, que todo está por escribir. Si un alpinista sabe que al llegar a cualquier cumbre del planeta encontrará centenares de pisadas de todos aquellos que la hollaron antes que él, y no por ello deja de escalar; los plagiaristas escribiremos libros a pesar de saber que todos ellos están ya en las infinitas salas hexagonales de la biblioteca de Babel.
7 El escritor plagiarista se comporta como un farmacéutico sin titulación que no investiga ni prescribe, pero es quien otorga el acceso a la medicación conveniente. Nosotros le entregamos una receta, y él nos da la espalda y abre un cajón al azar. De ahí saca una caja. Antes de entregárnosla advierte: Lea detenidamente el Manifiesto Plagiarista. Como todos los movimientos, el plagiarismo puede tener efectos secundarios, y estos son competencia exclusiva del lector. En caso de duda, dude.
8 Los escritores plagiaristas, huelga decirlo, no sirven para nada. La literatura entera no sirve para nada. La literatura sólo sirve para la literatura, y para el plagiarista eso es más que suficiente.
9 El plagiarismo y el humor son cosas muy serias, es cierto. Son tan serias que, si alguien se las toma a broma, se convierten en una tragedia. Son cosas tan serias que, en lo más profundo de sus motivaciones, esconden el deseo enorme de ponerse a llorar.
10 Todo lo demás se deduce de lo anterior.
Firmado: Leandro Romaña y César Ruiz-Tagle.
Lectura del manifiesto aquí: http://movimientoplagiarista.blogspot.com.es/2014/11/lectura-colectiva-del-manifiesto.html
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